Monday, September 23, 2024

Por Luisa Vargas Queridos lectores, Hoy quiero compartir con ustedes un capítulo de mi vida que nunca imaginé vivir. A mis 50 años, madre de dos maravillosas hijas y especialista en wellness, el diagnóstico de cáncer de mama llegó como un rayo en un día despejado. Aunque el miedo y la incertidumbre me invadieron, he aprendido a priorizar mi bienestar y a abrazar esta nueva realidad. El Diagnóstico y la Cirugía Recuerdo el día en que recibí la noticia por parte de mi amada hermana que la vida me regalo la Dra. Konny Abreu. Por anos siempre mis chequeos estan al dia y mis medicos en USA siempre me decian que es solo tejido denso nada mas... Bueno Pues en una visita a mi banana Republica Dominicana mi adorada Dra. Abreu en solo 5 minutos de verdadero chequeo lo encontro. Ella me explicó todo al respecto y los pasos a seguri, Luego de esto ya mi vida se combirtieo en una carrera por sobrevivir y los pasos que esto amerita. Aqui entra en juego mi nueva casa Hospital MAssgeneral en Boston USA y en centro especializado de Cancer, aqui mis nuevos doctores me agendaron imediatamente los puntos a seguir; Someterme a una lumpectomía, una cirugía que consiste en extirpar el tumor, nodulo lynfatico tambien y parte del tejido sano. A pesar de ser un procedimiento menos invasivo que una mastectomía, la idea de una cirugía me llenaba de ansiedad. Sin embargo, entendí que era un paso necesario en mi lucha contra el cáncer. La cirugía fue un éxito y, aunque el proceso de recuperación fue desafiante, me sentí agradecida de tener el apoyo de mis hijas y seres queridos. Fue en este momento que decidí que no permitiría que el cáncer definiera quién soy. Quimioterapia y Radioterapia: El Camino Difícil Después de la cirugía, comencé un tratamiento de quimioterapia que duró cuatro meses. Las sesiones eran agotadoras, tanto física como emocionalmente. Experimenté efectos secundarios como la fatiga y la pérdida de cabello, pero también descubrí una fortaleza en mí que nunca supe que tenía. Aprendí a escuchar a mi cuerpo y a darle el descanso que necesitaba. Posteriormente, pasé por 35 sesiones de radioterapia. Cada visita al hospital era un recordatorio de mi lucha, pero también una oportunidad para conectar con otras pacientes que compartían mis miedos y esperanzas. Durante este tiempo, utilicé la meditación y la respiración consciente como herramientas para manejar el estrés y mantenerme centrada. Terapias Holísticas y Nutrición: Un Enfoque Integral Además de los tratamientos convencionales, decidí explorar terapias holísticas que complementaran mi proceso de sanación. Incorporé la aromaterapia, la acupuntura y la terapia de masajes en mi rutina. Estas prácticas no solo aliviaron algunos de mis síntomas, sino que también me brindaron una sensación de bienestar y conexión con mi cuerpo. La nutrición se convirtió en una prioridad. Opté por una dieta rica en frutas y verduras, granos enteros y proteínas magras. Aprendí sobre superalimentos que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico, como la cúrcuma y el jengibre. La alimentación consciente se transformó en un acto de amor hacia mí misma y hacia mi salud. Durante todo este tiempo me puse a estudiar nuevamente para entender los processos y como sanar mi cuerpo y ayudar a otros, asi que duerante este anos completo puede empaparme de toda la informacion que necesitaba ademas de certificarme en Nutricon Life Style Medicine Coach por la escuela de medicina de la Universidad de Harvar en Boston. Un Nuevo Comienzo Ahora, con la terapia hormonal como parte de mi tratamiento, miro hacia el futuro con esperanza. He aprendido que este viaje no se trata solo de combatir el cáncer, sino también de redescubrirme y priorizar mi bienestar en todas sus formas. Mis hijas han sido mis mayores inspiraciones, y cada día me esfuerzo por ser un ejemplo de fortaleza y resiliencia para ellas. A todas las mujeres que están enfrentando un diagnóstico similar, les digo: no están solas. Permítanse sentir, buscar apoyo y explorar todas las opciones que les ayuden en su camino. La vida puede cambiar en un instante, pero siempre hay un camino hacia la sanación y la esperanza. Pueden escribirme o llamarme y aprendemos sobreviviendo juntas. Con cariño, Luisa Vargas

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